El slow life o vida slow es otra manera de entender la vida, el mundo que nos rodea, y que seguro ya será parte de la nueva normalidad. Aunque parezca una nueva tendencia realmente es un estilo de vida diferente ¡sigue leyendo este blog si quieres disfrutar de cada momento, acción y de las personas que te rodean!
El movimiento slow life (vida lenta en español) es una filosofía de vida que apuesta por saborear un presente al que no se le suele dedicar mucho tiempo y que intenta bajar el ritmo en los diferentes ámbitos vitales, ya sea en el trabajo, en la alimentación, en el deporte, en las relaciones personales o en el tiempo de ocio. ¡Este puede ser el estilo de vida que puede cambiar tu vida!
El slow life huye del consumismo compulsivo y de la priorización del trabajo sobre otras actividades, de lo que nos impide disfrutar de nuestra existencia.
El slow life tiene origen en el slow food, un movimiento que creó el periodista Carlo Petrini en Italia en los años 80 y que defiende comer bien a la misma vez que se respeta el planeta. Este movimiento se hizo tan viral que a partir de ahí surgieron muchos movimientos slow living y hasta surgieron ciudades slow.
El movimiento slow life mantiene la tradición del buen hacer sin dejar de lado la tecnología. La filosofía slow plantea un reto al ritmo acelerado que solemos llevar e incita a trabajar la unión cuerpo y mente, a la meditación, al reiki o a la homeopatía y también promueve el consumo responsable.
El slow life hace referencia a vivir nuestras vidas de manera más consciente y pausada que nos permita disfrutar más de nuestro tiempo y ser más felices con cosas realmente significativas. Aquí te nombramos 10 tips para incorporar la filosofía slow en tu vida cotidiana:
Aprecia aquello que te hace feliz y no te dejes llevar por el acelerado ritmo de vida que hay en la actualidad.
Toma conciencia del ahora, concentra a tu mente en lo que haces en cada momento sin pensar en el pasado o en el futuro. Practica el mindfulness, la meditación o el yoga.
Huye del consumismo impulsivo, deshazte de lo que no necesites porque en raras ocasiones lo material es lo importante para alcanzar la felicidad.
El consumo tiene un impacto directo sobre la sociedad, la economía y la naturaleza, así que contribuye a reforzar la economía de tu entorno.
Para llevar una vida tranquila es fundamental comunicarse y escuchar a las personas que nos rodean. Valora momentos de encuentro con tu comunidad y procura que los impactos tuyos sean positivos en ella.
Reserva tiempo para disfrutar de la naturaleza que te rodea, cuando contemples su grandiosidad te ayudará a bajar el ritmo.
Practica el “slow beauty” de vez en cuando.
A veces es necesario un poco de desconexión de Internet para evitar aislamiento del mundo real y las personas que nos rodean. Usa la tecnología como un medio no como un fin.
Es importante organizar, planificar y priorizar tu rutina, pero también incluye tiempo para descansar.
Comer sano es básico para mantener un bienestar físico y mental. También es muy importante saborear los alimentos en compañía, no perdamos esta costumbre mediterránea tan nuestra. Intenta no consumir alimentos industriales o muy procesados y consumir productos más sostenibles y ecológicos.
El slow life tiene varios beneficios y estos son algunos de ellos:
Saborea cada instante de tu vida y sumérgete en el slow living. Sabemos que no es tan fácil, pero inténtalo y no te rindas a la primera, ¡una vez que lo vivas no querrás dar marcha atrás! ¡Aleja el estrés, reduce la marcha y disfruta plenamente de la vida!
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